Señor Jesús,
este día vengo a ti para decirte
que tengo una herida que no me ha dejado
vivir en paz por mucho tiempo.
Reconozco que Tú
eres el único que puede sanarme,
pues Tú eres todopoderoso.
Creo en tu poder y en este día
me presento delante de Ti con el deseo
y el anhelo de recibir sanidad para mi alma.
Declaro que vas a llenarme
por completo con tu amor.
Amén...
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