gracias por la vida,
y por cada prueba que en ella
me encuentro, porque aunque es difícil,
se que estás conmigo.
Gracias porque cuando soy débil
Tú me das fuerza.
Cuando estoy triste,
en Ti encuentro gozo.
Y cuando no sé qué hacer,
Tú me das paz.
Gracias por amarme como soy,
porque a pesar de que sabías
exactamente cada detalle de mí,
me amaste y proveíste el rescate de mi alma.
Te amo, Señor!
Y no sé cómo agradecerte...
Sólo puedo decir:
Heme aquí, Señor!
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