Señor...
Gracias por la oportunidad
de ver un nuevo amanecer.
Hoy, muy humildemente
te pido la salud del cuerpo,
así también como la del alma
encontrando cómo mantener
siempre el buen humor
para que no se me marchite
ni la tristeza la acapare.
Dame, Señor,
un alma que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro,
que aprenda yo a ver
las virtudes de los demás
antes de destacar sus defectos.
Que sepa mantener la calma
ante la adversidad y aun en medio de ella,
que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden
sin reproches ni cuestionar tu voluntad.
Amén!
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