Señor mío, busco dentro de mi alma y no encuentro palabras suficientes que me ayuden a expresar lo feliz que estoy de estar con mi familia para celebrar el nacimiento de tu ¡amado Hijo Jesús!...
Tú nos enviaste a Jesús cuando todavía éramos pecadores y no encontrábamos el camino de regreso. Tú nos enviaste a Jesús cuando ni siquiera lo merecíamos. Tú nos enviaste a Jesús para quitar las manchas oscuras de nuestra alma que no podíamos limpiar por nosotros mismos.
Tú nos enviaste a Jesús cuando todavía éramos pecadores y no encontrábamos el camino de regreso. Tú nos enviaste a Jesús cuando ni siquiera lo merecíamos. Tú nos enviaste a Jesús para quitar las manchas oscuras de nuestra alma que no podíamos limpiar por nosotros mismos.
¡Te damos infinitas gracias por Jesús, Padre amado! Su nombre es digno de toda nuestra alabanza y de toda causa de nuestra alegría!
Te pedimos, Padre de bondad, que mientras nos preparamos para disfrutar de esta comida, la bendigas y permitas que no falte en ninguna mesa durante Navidad.
Te pedimos además para que nos llenes de tu Gracia poderosa y nos transformemos en bendición para otros en este tiempo y durante toda nuestra vida, en la medida que anunciamos el nacimiento de tu Hijo, nuestro Salvador.
En su nombre, te agradecemos por tanto amor y por el milagro de tenernos el uno al otro.
Amén!
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