Cuando pronto la aurora me despierta
anunciando el comenzar de un nuevo día,
de mi boca se levanta una plegaria
invocando la asistencia de mi guía.
Y así presto me dispongo a la batalla
de afrontar los desafíos de la vida,
con la dulce y amorosa compañía
de ese ángel que me ampara y que me cuida.
Ser etéreo que en momentos especiales
manifiestas tu existencia en suave brisa,
amorosa caricia que en mis dedos
y en mis sienes juguetea a toda prisa.
Cuando surge la idea luminosa,
o la accíón bondadosa repentina,
reconozco tu influencia inconfundible
que hacia el bien como un padre me encamina.
Hermano que la carne no me ha dado,
fiel amigo que me cura las heridas
de las veces que fui sordo a tus consejos
caminando en un sendero de caídas.
Llegará el ocaso inevitable,
el momento crucial de la partida,
de dejar el vestido transitorio
y renacer nuevamente a la otra vida.
Y podré quizás entonces confundirme
en un cálido abrazo demorado,
a tu alma, a tu eterna luz divina
que dará la bienvenida a tu amigo más amado.
Pierrot
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Bello poema al ser espiritual que nos acompaña en nuestra rutina y vida diaria....
ResponderEliminarY así presto me dispongo a la batalla
de afrontar los desafíos de la vida,
con la dulce y amorosa compañía
de ese ángel que me ampara y que me cuida.