¡Oh, si todos os conocieran.
Señora y Madre mía,
si todos os amaran como vos mereceís!
Pero me consuelo porque tantas almas dichosas,
Madre mía, Virgen del Carmen,
en el Cielo y en la tierra
viven enamoradas de
vuestra bondad y belleza.
Madre de DIOS y nuestra.
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