Cuídame Padre,
contigo quiero siempre estar,
sé que siempre te tendré a mi lado.
Hay mucha gente
que se dislumbra con el dinero,
las joyas, los placeres mundanos,
las drogas, etc. Esas cosas
traen muchas desgracias.
A mí no me llaman la atención esas cosas.
Padre, mi gran regalo y herencia eres Tú.
Tú proteges mi camino y mi destino.
Me escogiste una vida muy hermosa,
magnífico yo encuentro mi destino.
Yo te bendigo, Padre, pues me aconsejas,
aún en sueños me instruyes y me hablas.
Te pongo siempre, Padre, ante mi vista,
como a mi lado estás, jamás vacilo.
Por eso está feliz mi corazón y mi alma,
y mi cuerpo descansa a tu lado,
pues sé que Tú me recibirás
en el Cielo.
Me enseñarás cómo vivir mi vida,
cómo seguir gozando viendo Tu Rostro.
Felicidad, dicha, alegrías,
encontraré siempre con Cristo.
Amén!