NUESTROS QUERIDOS SERES
Parecemos devolvértelos a Ti,
oh Dios, de Quién los recibimos.
Pero así como Tú no los perdiste
al darlos a nosotros,
tampoco los perdemos
cuando regresan a Ti.
Oh Amante de Almas,
Tú no das como el mundo da.
Lo que das no quitas, pues lo que es Tuyo,
también es nuestro puesto que somos Tuyos,
y Tú eres nuestro.
La vida es eterna,
el amor es inmortal;
la muerte no es más que horizonte,
y el horizonte no más que límite
de nuestra visión.
¡Levántanos,
oh Poderoso Hijo de Dios,
para poder ver más allá;
enjuga nuestros ojos
para mirar con luz más clara;
acércanos a Ti para sentirnos junto a Ti
y hallarnos cerca de nuestros queridos seres
que están contigo!
Y mientras preparas
un lugar para nosotros,
prepáranos a nosotros también
para esa tierra feliz,
por que donde estés,
estemos nosotros también,
por siempre.
Amén.
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